

Alfarería y Cerámica
En México se han encontrado objetos cerámicos con edad de más de cuatro mil años, los más antiguos con pulido o bruñido. Bruñido es la técnica aplicada a la alfarería cuando todavía está cruda, es decir antes de cocer en el horno. Consiste en frotar la superficie exterior e interior de las piezas con una piedra de cantos rodados (como las piedras de río, ágatas o cuarzo), hasta que brilla y cierra todos los poros, operación que da cualidades de impermeabilización.
Otras técnicas antiguas, son el decorado con engobes. Los engobes son pasta de barro diluida que produce colores naturales segun la arcilla de la cual proceden; los más comunes en la antigüedad y que permanecen en la artesanía mexicana, son el rojo del óxido de hierro, el crema o blanco que contiene caolín, los amarillos y varios tonos de ocre hasta llegar a un café casi negro que contienen manganeso, cobre o cromo. Los azules son los más díficiles de controlar en el horno y proceden de azurita, cobalto y mezclas de cobre.
El grabado o esgrafiado sobre la superficie del barro, tambien técnica añeja, se realiza con los dedos, las uñas, con espina de maguey, varitas, palitos o hasta con un clavo o alambre.
En el Museo La Esquina poseemos piezas con las técnicas mencionadas, además de otras con aplicación de pastillaje, nombre derivado de ¨pastillas¨, pequeñas bolitas de barro pegadas sobre la superficie, técnica que se realiza antes de cocer las obras. El barro llamado ¨negro¨, se logra cerrando las entradas de oxigeno al horno, lo que provoca una reacción química en los materiales, principalmente en el barro, ahumado que penetra la superficie y origina el característico color metálico.
Los artistas populares que realizaron juguetes y loza utilitaria para la preparación de alimentos en miniatura, trabajan las técnicas descritas; los materiales se recolectan en sus comunidades, aprendieron en casa con su familia, sus padres o sus abuelos y realizan piezas tradicionales y otras que cada día inventan ellos mismos como silbatos, sonajas o canicas, carros y alcancías, animalitos y personajes haciendo labores diarias.
Los nacimientos merecen descripción aparte, por su simbolismo, uso y cantidad de comunidades que se dedican a ello, entre otras Tlaquepaque y Tonalá en Jalisco. Tambien se hacen de barro, se decoran, hornean o se “pintan al frío” con colores acrílicos. La producción es muy vasta y numerosas familias trabajan todo el año para vender en temporada navideña. Los nacimientos son objetos que se empleaban para la enseñanza de la fe, su sentido didáctico y también lúdico, los ubica entre las obras que los niños manipulan para diversión, sin ser irreverencia su acto infantil de aprendizaje.

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