Silbatos de barro negro

Ocarinas, chirimías, silbatos, flautas, pitos, todos ellos instrumentos de viento que se obsequiaban a los niños desde hace centurias, para su diversión, casi siempre en forma de animalitos de los cuales imitaban el sonido.

El barro negro de Coyotepec, Oaxaca, se logra gracias a los procedimientos aprendidos en familia durante muchas generaciones, entre otros; por las características de barro, que al cerrar las entradas de oxigeno al horno provocan que el fuego se consuma y entonces se da una transformación de la capa superficial, las moléculas se ahogan, cambian, adquieren el color plomizo, ahumado. El brillo metálico que apreciamos es el bruñido, técnica de pulido de la superficie antes de la cochura.